La COVID-19 deja secuelas y no siempre son leves
Mientras llega la vacuna, hay que evitar contagiarse con el SARS-CoV-2. La certeza se dice y repite una y otra vez, pero hay que seguir insistiendo: la COVID-19 deja secuelas, algunas que requieren de dedicados tratamientos médicos para lograr la recuperación del paciente e incrementar su calidad de vida.
El estado actual de los convalecientes de la COVID-19 en Cuba fue uno de los estudios presentados en la reunión de inicios de semana del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con los científicos y expertos que participan en las actividades de ciencia e innovación tecnológica en el enfrentamiento al nuevo coronavirus.
El éxito de nuestros protocolos para enfrentar la pandemia está más que probado. Sirva de ejemplo que el mundo acumula nueve veces más casos y 18 veces más fallecidos por millón de habitantes que Cuba. O que la Isla logra un 15 por ciento más de pacientes recuperados que en el resto del planeta.
la principal secuela a corto plazo en pacientes graves y críticos es el daño pulmonar, seguido de daño renal y cardiovascular. En el paciente convaleciente, además, persiste un estado inflamatorio subclínico relacionado con la gravedad.
Eliminar o mitigar las secuelas que deja la COVID-19 requiere de los servicios de más de una docena de especialidades médicas, desde la neumología hasta la pediatría. Muchos son los resultados logrados por la medicina cubana en este sentido, pero todo no puede dejarse a la ciencia. Lo mejor es no acudir a ella, evitando el contagio.
La Estratificación... es un análisis que realiza el país desde el inicio de la epidemia a partir de varias aristas. Ha contribuido al desarrollo e implementación del Protocolo cubano de enfrentamiento a la COVID-19 con sus tres líneas estratégicas de acción: 1) que la población sana no enferme; 2) que si enferma no agrave; y 3) que si agrava no muera.
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