Covid-19 en edades pediátricas
La COVID-19 no es una enfermedad exclusivamente respiratoria como se creía en un inicio, sino que es sistémica porque afecta a varios órganos. Tampoco es un catarro grave, sino que puede causar la muerte, y hasta los asintomáticos padecen trastornos varios meses después de que el virus del SARS-CoV-2 abandonó su organismo.
Corresponde a los padres y a toda la familia garantizar la mayor seguridad para los menores de edad y contribuir así a que se mantengan saludables.
La doctora Lissette del Rosario López González, jefa del Grupo Nacional de Pediatría del MINSAP, ofrece respuestas a algunas interrogantes de la población acerca del comportamiento de la COVID-19 en edades pediátricas.
La población pediátrica, por lo general, cursa la enfermedad de forma asintomática o con síntomas muy leves. Con frecuencia se cree que, si no tiene tos, catarro o falta de aire no está enfermo con el virus y esto es uno de los estigmas a derribar.
En este año de pandemia se ha demostrado que, si bien la neumonía es la manifestación más común, también un número importante de pacientes, que incluso han llegado a la gravedad, tuvieron trastornos digestivos, dígase vómitos, diarreas y, en menor medida, dolor abdominal.
Además, pueden presentar signos neurológicos, por lo que si la madre detecta cambios en el comportamiento del menor, que esté decaído, tenga fiebre, cefalea, pérdida del apetito, del gusto o el olfato resulta necesario descartar una posible infección por SARS-CoV-2.
Para el diagnóstico de estos pacientes también debe tenerse en cuenta la epidemiología, es decir, si donde vive es un área que está en transmisión, es contacto de casos sospechosos o positivos o si ha estado expuesto a aglomeraciones sin cumplir las normas de bioseguridad.
La edad pediátrica abarca desde el nacimiento hasta los 18 años y la sintomatología varía en dependencia de la edad y su capacidad de referir los síntomas, y en el caso de los niños pequeños depende de la percepción de los padres.
Con frecuencia, la infección viral transcurre con sintomatología respiratoria o manifestaciones neurológicas, digestivas y cardiovasculares, y es que algunos menores de edad reportaron, además, trastornos de ritmo cardiaco y presión alta.
En Cuba han predominado los pacientes asintomáticos y dentro del grupo de los sintomáticos aquellos con manifestaciones respiratorias como obstrucción nasal, secreción, dolor de garganta, otitis y dificultades respiratorias que han derivado en neumonías.
Los niños sí pueden evolucionar a formas graves de la enfermedad y fallecer. El hecho de enfermar los pone en una condición de riesgo de llegar a estadios críticos, más si tienen factores de riesgos asociados, comorbilidades o son vulnerables.
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