Trastorno de la Dismorfia por culpa de los selfies
La nueva obsesión por parecerse a la mejor versión de una misma, filtros mediante, ya tiene nombre de trastorno: se llama ‘dismorfia del selfie’ o ‘dismorfia de Snapchat’ y no se soluciona con cirugía sino con terapia psicológica.
Los especialistas en estética están comprobando cómo crece el número de personas que no se comparan con modelos o actores como hacían antes, sino con una visión de ellos mismos distorsionada por los filtros faciales.
Siempre que se busca una mejora estética en algún rasgo de nuestro rostro se hace basándose en un modelo, que solían ser personajes conocidos en los que nos inspirábamos. Queríamos 'la nariz de' o 'los labios de'. Es ahí donde ha llegado el cambio. Ahora ponemos nuestros ojos en otros modelos: el objetivo ahora de algunas personas es parecerse a su mejor selfie, ese que solo se logra después de varios filtros y que puede distar mucho del aspecto real.
El problema surge cuando estas personas se identifican más con la imagen de sus selfies (distorsionada por los filtros sociales), rechazan su apariencia real y buscan solucionarlo con la cirugía estética. “La sobreexposición de la imagen, favorecida por las redes sociales, los selfies y los filtros fotográficos hacen que este trastorno sea cada vez más visible”, según Ángel Juárez, cirujano plástico del Hospital Universitario La Zarzuela de Madrid (tel. 913 57 46 20).
Los jóvenes milennials y los usuarios de Instagram son los más proclives a sufrir este trastorno de la propia imagen y a solicitar cirugías radicales para modificar sus rasgos de acuerdo con estos filtros. Cada vez es más temprana la edad a la que acuden a las consultas del cirujano plástico, y lo hacen varias veces a lo largo de su vida.
Es un ‘trastorno’ que muchas veces pasa desapercibido, “se estima que en torno al 2% de la población sufre este trastorno, y en el caso de las consultas de cirugía plástica puede llegar al 10% de los pacientes que consultan”, estima el Dr. Juárez.
¿Cómo podemos detectarlo? Es muy importante la entrevista del cirujano con el paciente para poder detectar signos sospechosos. “Algunas pacientes llegan a la consulta con fotos de influencers. Otras, traen su propia simulación de cómo les gustaría el resultado. Esto ayuda a los cirujanos a saber si estamos ante una persona con expectativas realistas o no”, declara el doctor Juárez.
En general, cuando el profesional detecta una incongruencia entre la alteración física que observa en el paciente, la importancia que éste le da y el grado de ansiedad que le provoca, interesándose incluso por varias cosas a la vez, es acertado pensar que existe un trastorno dismórfico.
Este tipo de trastorno dismórfico requiere, sin duda, apoyo psicológico. De hecho, en la mayoría de las ocasiones, las cirugías no resuelven el problema. No hay que olvidar que lo resultados de una cirugía son permanentes y la no aceptación de la nueva imagen puede causar severos trastornos emocionales. “Lo único que puede provocar una cirugía que no es necesaria es un aumento de la ansiedad por parte del paciente, ya que no ve cumplidas sus expectativas y una frustración por parte de los cirujanos, que no son capaces de satisfacer al paciente”, asegura el experto.
Las redes sociales han influido, y mucho, en nuestra percepción de la importancia de nuestra imagen. “Desde el momento que nacieron los selfies y la fotografía digital de calidad desde el móvil, este mundo está en constante evolución. Hoy en día, para la gente joven, sobre todo, es muy importante la imagen que se transmite en las redes sociales con este tipo de foto, que era impensable hace 15 años. Nos importa más la percepción que tengan de nosotros mismos en las redes más que en la vida real”, considera el doctor David Vázquez Vecilla, cirujano de Martín del Yerro.
Los expertos han detectado este problema, que surge cuando se identifican más con la imagen de sus selfies, rechazan su apariencia real y buscan solucionarlo con la cirugía estética.
“En la mayoría de los filtros que se utilizan en redes se estrechan las narices, se hacen los rostros más afinados, los labios más gruesos y las cejas más elevadas. Esto se traduce en una mayor demanda de rinoplastias, extirpación de bolas de Bichat y aumento de labios”, explica por su parte el doctor Juárez.
¿Qué le sugerirían a una paciente que lo hiciera, que acudiera, móvil en mano, pidiendo la imagen con la que ella se ve filtro mediante?
“Lo primero hacerle ver que es un filtro, que no es real. Que lo entienda y nos muestre qué quiere mejorar o en qué se ve mejor con ese filtro. Ver de qué partimos y que información sacamos de lo que nos muestra. De ahí ver lo que le podemos ofrecer de forma realista sin realizar nunca algo que va en contra de tus patrones de correcto uso de la medicina o cirugía estética”, concluye el doctor David Vázquez Vecilla.
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