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La mujer ha sido, es y será siempre un baluarte de la Revolución Cubana

La mujer ha sido, es y será siempre un baluarte de la Revolución Cubana

La mujer ha sido, es y será siempre un baluarte de la Revolución Cubana

Para la mujer en Cuba no basta un beso, un abrazo, o una felicitación este mes donde se unen el Congreso Nacional de su Federación y su Día Internacional el 8 de marzo, es preciso reconocerlas todos los días por marcar la diferencia y convertirse en el baluarte que son de la familia y la Revolución.

Razón tenía José Martí cuando escribió: «Las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ella no se alista el corazón de la mujer; pero cuando se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño la obra es invencible».

Y precisaba Martí su opinión sobre el papel de las féminas en la construcción de la Cuba nueva al afirmar que: «mucho hemos de hacer nosotros los hombres para merecer a estas mujeres; mucho han de hacer ellas para complacer a la Patria que les contempla».

Bastaría mirar hoy a nuestro alrededor para verlas en importantes posiciones políticas y estatales, en las empresas y entidades públicas y privadas, en la producción y los servicios, la salud, la ciencia y la técnica, la educación, la diplomacia, el periodismo, el parlamento, la contraloría, fiscalía y tribunales, las organizaciones de masas, los órganos de la defensa y la seguridad. En todos está la presencia, muchas veces mayoritaria, de la mujer.

Cuando hemos visto a nuestras científicas dirigiendo o participando en la elaboración de las dos exitosas vacunas contra la pandemia de la Covid-19 y los otros tres candidatos vacunales, a las mujeres en las zonas rojas atendiendo a los enfermos por el contagioso virus, manejando equipos pesados en la industria minera, locomotoras, aviones o barcos, como auditoras defendiendo la eficiencia, la probidad administrativa y combatiendo la corrupción, impartiendo clases, maestrías o doctorados y dirigiendo sectores claves del país, sin dudas tuvimos que recordar el hecho inédito de Fidel Castro desde los tiempos de la Sierra Maestra con la creación de las «Marianas». Tampoco podemos dejar de mencionar a las mujeres que, desde su trinchera como amas de casas, cuidan a sus hijos menores o a parientes enfermos o discapacitados, y cuya esforzada labor permite trabajar en la calle a sus parientes, hombres o mujeres.

Esa convicción sobre el papel de la mujer la reiteró nuestro Comandante en Jefe después del triunfo de 1959 cuando en un Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas enfatizó que: «las mujeres constituyen un verdadero ejército al servicio de la Revolución…La mujer es una Revolución dentro de la Revolución … Cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, estos pueblos son invencibles, y la mujer de este pueblo es invencible».

Y agregaba luego Fidel: «porque cuando se juzgue a nuestra Revolución en los años futuros una de las cuestiones por las cuales nos juzgarán será la forma en que hayamos resuelto, en nuestra sociedad y en nuestra patria, los problemas de la mujer, aunque se trate de uno de los problemas de la Revolución que requieren más tenacidad, más firmeza, más constancia y esfuerzo».

Para concluir esta idea afirmaba que: «la Revolución tiene en las mujeres cubanas hoy día un verdadero ejército, una impresionante fuerza política. “Hoy es una realidad que se ha impuesto y se impondrá cada vez y, sobre todo, a partir de este hecho de que las mujeres constituyen la mayoría de las fuerzas técnicas, y una mayoría que crece y cuyo talento se hace cada vez más evidente, cuyas cualidades son cada vez más incuestionables». El pueblo cubano corrobora cada día esa realidad porque vivimos en ella.

Imposible dejar de destacar la simultaneidad de la mujer entre su vida social y la familiar, donde es esposa, madre, abuela, hermana, tía, sobrina y amiga. Sobre sus hombros pesa todavía la mayor parte de la educación de los hijos y del trabajo del hogar, pese al llamado del Código de la Familia a compartir esas tareas que la mujer asume con una sonrisa después de una jornada de trabajo igual a la de los hombres y para las cuales no existe jubilación.

Por todo ello, estos días no sólo felicitamos a las mujeres sino que, junto con el beso, la flor y el aplauso, les patentizamos nuestra admiración, cariño y respeto por el papel que han jugado, juegan y jugarán siempre, en la consolidación familiar y la construcción de la Patria socialista por el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.

 

Palabras clave: Mujer, Federación de Mujeres Cubana

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